lunes, 14 de agosto de 2017

Notas y Lecturas



A continuación transcribimos la entrevista periodística que se le realizó a la Lic. Liliana Gonzales, Psicopedagoga, en el marco de qué regalar para el día del niño. Es breve, concisa y compartimos el mensaje y las ideas que transmite. 

Regalos para el día del niño*

 E:- ¿Qué otro tipo de regalo se le puede hacer a los niños?

LG: - “Los adultos estamos en deuda con las nuevas infancias.

Le pediría a los políticos, a los encargados de las políticas sociales, que le vuelvan a asegurar a los chicos la plaza, el parque. O sea, que la seguridad sea de verdad una conquista social para que los chicos puedan recuperar el juego con otros al aire libre, que hace rato que les viene faltando.

Les pediría a las políticas educativas que le acerquen una escuela distinta a los chicos. Una escuela atractiva, una escuela actualizada, donde los chicos sean investigadores, protagonistas, autores. Donde, de verdad, se siga encendiendo el deseo de leer. Una escuela que los atraviese con la cultura, que no los aburra, pero tampoco los divierta, porque no se trata de eso, una escuela que genere esfuerzo y creatividad fundamentalmente.

Y muy especialmente les pediría a los políticos encargados de las políticas de Salud y Salud Mental especialmente, que frenemos, que hagamos todo lo posible por frenar, la patologización y la medicalización de la infancia. Cada vez se inventan más enfermedades sobre la infancia, que en realidad tienen que ver con los niños de siempre. Por no pensar en que el contexto es lo que enferma, se piensa que el niño es el enfermo. Ejemplo. Antes decían los abuelos, los padres, los docentes “tienes hormigas en la cola”, ahora se dice “es un niño hiperactivo, hay que medicar”, antes se decía “pasa una mosca y ahí se va”, ahora es el Síndrome de Atención Disperso. Y uno nuevo que apareció en el manual de Psiquiatría que es el Trastorno Opocisionista Desafiante, que significa que los chicos son caprichosos, que no hace caso, que lo quieren todo. Señores esos son los chicos de toda la vida. Los chicos entre los 3 y los 5 lo quieren todo, porque viven en el principio de placer, les cuesta el principio de realidad. Se oponen a los padres, les cuesta ser obedientes, siempre fue así. No hacían falta estas etiquetas diagnósticas y mucho menos, espero que los laboratorios no estén inventando un remedio para que los chicos se queden quietos en la escuela, para que duerman de noche, para que coman mejor y para que no se revelen, no digan nunca que no y no sean opositores. La verdad que esa infancia no la quiero ver.

Para eso hace falta que todos los adultos, papás, docentes, funcionarios, medios de comunicación, pensemos en qué infancia estamos construyendo. Les devolvamos el tiempo a los chicos, el tiempo gozoso. El tiempo de te hice venir al mundo, porque te quiero, porque te elijo todos los días y tengo tiempo para vos. Una hora, media hora, pero tiempo para vos, sin conectarme con ninguna otra cosa. Para mirarte, para escucharte, para ver cómo estas, para ver quiénes son tus amigos, cuáles son tus sueños. Creo que eso es el mejor regalo.

Se educa con el ejemplo, se trasmiten valores con el ejemplo. Y hoy escucho adultos que dicen: “Ay que violento esta mi niño” y ellos son violentos en la calle. O “no sé de donde salió discriminador” y ellos también discriminan o “no me lee nada” y ellos tampoco están tomando libros en su mano. Entonces retomemos el concepto de educación.

Los chicos no están enfermos, la sociedad está bastante enferma y la infancia nos mira y nos copia. Y ahí están. Que recuperen la infancia depende de nosotros. De los adultos. Cuando el adulto se corre de lugar, la infancia desaparece y empiezan a vivir como adultos en miniatura. Van a guerras, los explotan, hacen malabares en la calle, se prostituyen, esos chicos no los queremos ver, no tendrían que estar. Si están, es porque los adultos algo estamos haciendo mal.”
*Transcripción realizada por la Lic. Irina Poletti

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